TEMAS DEVOCIONALES

 



“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado;hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”. (Salmo 139:8-10)


El Devocional personal :                                                                              Es el ejemplo que el Señor Jesús, nuestro hermano mayor, nos da, para ser un verdadero Hijo de Dios, y vivir con excelencia y plenitud total en esta tierra.

“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35)                                                                                                  También grandes siervos de Dios, hombres y mujeres que vivieron  sobrepasando sus propias limitaciones para hacer bien a la humanidad, se caracterizaron por cultivar una vida devocional.

“Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los  moradores del mundo aprenden justicia” (Isaías 26:9)

Los beneficios de esta práctica que anhelamos, se convierta en su estilo de vida, son innumerables y con plena certeza, le van a llevar a usted a convertirse en un ser humano especial, un verdadero instrumento de Dios para traer bendición a esta tierra.

“Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande” (Job 8:5-7).

SUGERENCIAS PARA UN DEVOCIONAL QUE TRANSFORME SU VIDA

A.Prepare su Biblia, , su Cuaderno Devocional  

B. Busque un lugar tranquilo donde pueda estar a solas con Dios, sin interrupciones

C. Prepare su corazón para hablar con Dios

D. Confesión. Póngase de acuerdo con Dios y pida perdón por aquello con lo que pudo ofenderle a Él, a sí mismo y a los demás (1 Juan 1:9)

E. Alabanza. Alabe a Dios con todo su corazón reconociendo su bondad, su amor y su misericordia, enumerando todos los beneficios que Él le ha provisto (Salmo 103)

F Adoración y Acción de Gracias. Adore al Señor por lo que Él es, manifestando una inmensa gratitud y un deseo genuino de escuchar su voz y obedecerlo. Pida la llenura del Espíritu Santo, quien nos revela la voluntad de nuestro Padre Celestial (Salmo 116)




1.LA MEJOR HERENCIA

Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo diciendo: yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas” (1 Reyes 2:1-3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Proverbios 3; Deuteronomio 10:12

Muchos se esfuerzan toda la vida por dejarles lo mejor a sus hijos, para que no sufran, para que no pasen necesidades. Se concentran en dejarles gruesas sumas de dinero o vastas riquezas, pero la mayoría no se preocupa de la misma forma y con la misma intensidad por dejarles la mejor de todas las herencias: la sabiduría que proviene de Dios.

El rey Salomón debió sentirse muy agradecido con Dios por haberle dado un padre cuyo consejo final escondía el más grande secreto para alcanzar todo lo que un ser humano pudiera desear: Le enseñó a buscar a Dios, a amarlo con todo su corazón, a seguir sus instrucciones, a obedecer sus mandamientos. Entonces, lo tuvo todo: fama, riquezas, dinero, aprecio, poder, etc.

Efectivamente, mientras Salomón mantuvo como su más grande e importante prioridad no apartarse de Dios, y convertir la búsqueda de Dios en su gran motivación cada día, encontró en Él su protección, su victoria, su consuelo, su dirección y su amor incondicional, y pudo cumplir con la difícil tarea de guiar a su pueblo Israel y de llevarlo a una época de paz y de prosperidad inigualables. Es por eso que Salomón, más que nadie reconoce en sus múltiples escritos de sabios proverbios éste, como el más grande consejo que él puede dar a todos los padres que anhelan cumplir fielmente con su tarea, que sueñan con darles lo mejor a sus hijos y que estos sean felices: Asegurarse de que la verdad de Dios y sus mandamientos justos estén escritos en el corazón de sus hijos, para que los guarden siempre y entonces, vivan largos días llenos de paz, de gracia y de
misericordia Enseñarles a confiar en Dios antes que en sí mismos, siendo humildes para dejarse guiar y corregir por el Señor, y apartándose del mal, para ser así libres de grandes dolores y aflicciones Honrar a Dios con su vida, con su trabajo y con sus bienes. Así su trabajo será prosperado, y tendrán abundancia en todo.

La pregunta que debemos formularnos es: ¿Es este también nuestro propio estilo de vida? ¿Estamos
acudiendo a Dios para que Él nos forme y guíe nuestros caminos?


DIOS, EL VERDADERO FUNDAMENTO
“Si Jehová no edifi care la casa, en vano trabajan los que la edifi can; si Jehová no guardare
la ciudad, en vano vela la guardia”. (Salmo 127:1)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 7:24-27
Toda casa es edifi cada por una familia, pero a la refl exión que nos lleva este versículo es: para
que un hogar y una ciudad estén protegidos y seguros, es necesario que Dios esté incluido en
los planes y acciones del hombre que la construye o la guarda. La Escritura nos enseña que
todo debe ser levantado sobre bases fi rmes, y si sabemos que Cristo es roca fi rme, qué mejor
que cimentar cualquier proyecto en Él. También es importante al formar una familia, el enseñar
normas morales y formar muy bien académicamente a los hijos; pero la base fundamental
para el éxito en el hogar está en poner a Cristo como cabeza de éste.
Dios es el diseñador de la familia y esa es precisamente la razón por la cual la mayoría viven
en crisis, porque han desconocido los principios que Él proporcionó para el establecimiento
y la felicidad de la familia. Los padres, hoy deben aprender a escuchar la voz de Dios para
obedecerle. Dios debe ser el centro de nuestra vida para ser en consecuencia el centro de
nuestro hogar.
La única manera de salvar una familia es logrando que ella vuelva al lugar a donde pertenece,
al corazón de Dios; y para esto es indispensable enraizarla, cimentarla, fundamentarla en su
Verdad. Por lo tanto Cristo tiene que ser el centro de nuestra familia, estableciendo la autoridad
de Dios en ella y restableciendo el orden y la armonía de Dios.
Formar una familia es una empresa de mucha responsabilidad, porque tiene que ver con la
construcción de vidas que tarde o temprano van a refl ejarse en la sociedad. Muchos no tienen
claridad del valor que ella tiene, viven confundidos contemplando cada día la triste realidad
del desmoronamiento de la institución que ha sido destinada a ser sólida y estable, y no a
fracasar.
Solo nuestro amado Padre Celestial nos da los fundamentos necesarios para que nuestra
familia y sociedad sean el espacio donde cada uno de sus miembros alcanza la realización total
e integral.
HABLEMOS CON DIOS
“Amado Señor, quiero pedirte por mi familia, tu conoces cuánto te necesitamos. Te pido que
seas nuestro fundamento, que tu verdad y tus promesas siempre estén por encima de las
situaciones difíciles para que podamos mantenernos fi rmes en la fe. Amén”.







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